3 nov 2013

Larga trayectoria de brutalidad empresarial de Konekta

Konecta, la empresa que ha despedido a una trabajadora por asistir a su desahucio, tiene una larga trayectoria de brutalidad empresarial.
    
En junio de 2012 el diario Diagonal, en su edición impresa del 12 ese mes, relataba la historia de una trabajadora que había fallecido por seguir acudiendo a su puesto de trabajo pese a estar gravemente enferma, todo por miedo a ser despedida gracias a un sistema laboral que permite a empresarios sin escrúpulos despedir por una baja médica.

Latifa llegó a España hace más de 30 años y comenzó a trabajar como teleoperadora en Konecta a mediados de los años 90. Todos los días se levantaba a las cuatro de la mañana para coger el primer cercanías y poder llegar a tiempo a su puesto de trabajo en Tres Cantos. Allí compartía una jornada extenuante con otras 700 personas, en su inmensa mayoría mujeres, a cambio de tan sólo 934 euros mensuales.

Su situación familiar la obligaba a hacer todas las horas extra que pudiera y a trabajar todos los días festivos. En diciembre de 2011 no descansó ni un solo día, hasta que un día su hermano Mounir se la encontró tirada en el suelo. En Urgencias confirmaron que había sufrido un desfallecimiento por agotamiento, por lo que los médicos le dieron una baja médica justificada. Pese a las advertencias de sus médicos, Latifa, a los pocos días, solicitó el alta voluntaria para reintegrarse a su puesto por miedo a ser despedida, ya que, como recuerdan los representantes sindicales de CGT, por aquellas fechas un coordinador de Konecta había comentado que una baja médica de entre 9 y 20 días era motivo suficiente para despedirlos, haciendo referencia a la última “reforma” laboral del gobierno Rajoy.

La presión de la posibilidad de perder su trabajo obligó a Latifa a seguir acudiendo a diario a la oficina de Konecta en Tres Cantos, donde sus compañeros recuerdan que un día llegó casi sin respiración. Tras pasar por su centro de salud se le diagnosticó una capacidad pulmonar de tan sólo el 20% , ingresando en marzo en la UCI del Hospital de Fuenlabrada donde falleció el 19 del mismo mes por neumonía. Su hermano recuerda que su última preocupación fue que se avisase a la mutua patronal de que estaba de baja por enfermedad grave.

Tras su fallecimiento, la familia de Latifa no recibió ningún tipo de mensaje de Konecta, ni condolencias, ni una nota… nada. Sus compañeros de trabajo quisieron colgar unos carteles en la oficina en su recuerdo y al pedir permiso para ello se encontraron tan sólo con un “Latifa… ¿quién?” como respuesta por parte de la empresa.

Konecta es propiedad del Banco de Santander en un 40% , otro 10% es propiedad de Liberty Seguros y el resto del capital pertenece a socios minoritarios. Es una de las empresas que hace posible que “llueva dinero” como dice el banquero Emilio Botín, propietario del Banco Santander, ya que el grupo de telemarketing Konecta le proporcionó unos beneficios de 210 millones de euros en el año 2011, beneficios obtenidos gracias a unas condiciones laborales rayanas en la esclavitud, con sueldos de hambre y sin tener derecho laboral alguno… ni tan siquiera poder asistir al desahucio de tu vivienda como le ha ocurrido a Amaya, la última víctima de esta empresa.

http://www.lahaine.org/index.php?p=72826