19 feb 2008

La rebelión comunera en Madrid y la zona norte.

1) Introducción general:

El 23 de abril de 1521, en las campas castellanas de Villalar, un ejercito comunero castellano liderado por Juan de Padilla, Juan Bravo, Juan de Zapata y Francisco Maldonado es derrotado por las tropas imperialistas lideradas por el Conde de Haro.Con esta derrota, el movimiento de la rebelión de las comunidades de Castilla quedaría herido de muerte, y apenas le aguantaría 10 meses mas el ultimo foco de resistencia en la vecina localidad castellana de Toledo, donde el 3 de febrero de 1522, su capitana Maria de Pacheco ponía fin definitivamente al ultimo bastión de lxs comunerxs de Castilla: había sido definitivamente derrotado militarmente (aunque no ideológicamente) la causa de lxs comunerxs de Castilla.

La rebelión de las comunidades, se inicia formalmente el 29 julio de 1520, cuando se forma la Santa Junta del Reino de Castilla en la localidad castellana de Ávila, para posteriormente trasladarse a Tordesillas, y a donde acudirían representantes de todas las comunidades castellanas.
El origen de este movimiento revolucionario castellano hay que buscarlo unos años antes, cuando en 1518, tras la muerte de la reina Isabel de Castilla, la reclusión perpetua de Juana I de Castilla, y el reciente fallecimiento del regente Cardenal Cisneros, llega a Castilla el heredero de la corona castellana, el rey Carlos de Gante.De origen flamenco, nacido y educado en la corte flamenca, llega directo a la península para hacerse con la corona de los reinos de Castilla y Aragón, por herencia directa de sus padres.

Sin embargo, desde el primer momento, las malas formas, el desprecio hacia las autoridades, instituciones y habitantes locales de Castilla, su fuerte soberbia y codicia, y un fuerte partidismo hacia las autoridades imperialistas flamencas hacen que desde su llegada, el pueblo castellano vea con recelo esta nueva autoridad.
Tras ser reconocido a regañadientes en 1519 por las autoridades de Castilla y Aragón, se entera en Barcelona del fallecimiento de su abuelo, el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, el emperador Maximiliano I de Austria.Inmediatamente, y con gran celeridad, Carlos de Gante pone toda su atención y esfuerzos en el que venia siendo su único objetivo desde que fue educado en Flandes; aspirar al máximo puesto de autoridad, ser nombrado emperador de los romanos.Inmediatamente, traza un plan para hacerse con la corona imperial, para lo cual era necesario comprar no solo a los electores dudosos en el imperio, si no también gastar una ingente suma de dinero para los fastos de la unción imperial.Para ello, nada mejor que los rentables y recientemente adquiridos territorios de Castilla a los cuales planeaba saquear para sus intereses imperialistas.

Para ese fin, Carlos de Gante convoca el 1 de abril de 1520 las Cortes de Castilla en la localidad galega de Santiago de Compostela, donde el emperador se ve obligado a sortear las dificultades de gran cantidad de procuradores de cortes (representantes de las ciudades castellanas) que le son esquivos a la hora de concederle el servicio, un impuesto que donaría ingentes sumas de dinero para sus proyectos imperialistas, los cuales son despreciados, y expulsados ( como en el caso de Toledo o Madrid) , mientras que muchos otros son sobornados por el emperador, traicionando ( como en el caso de Segovia) al pueblo castellano que había depositado su confianza y autoridad en el, autoridad que seria comprada con dinero imperial, a costa del pueblo castellano.

Tras obtener así sus objetivos con pésimas artimañas, Carlos de Gante zarpa en Coruña rumbo al Imperio, no sin antes colocar como regente en su ausencia a un cardenal de origen holandés, Adriano de Utrecht y en las altas autoridades del reino a flamencos.
Tras ello, los castellanos indignados bien por el desprecio de muchos de sus procuradores fieles al pueblo, bien por la traición de otros, estalla cansada y harta de tantas ofensas y desprecios hacia su autoridad, tradiciones y libertades.
Como consecuencia, las diversas ciudades castellanas, lideradas por el Toledo de Maria Pacheco y Juan de Padilla, “entran en comunidad” que era el termino con el que se conocía al acto de desobediencia de la autoridad imperial y formación de gobiernos propios de lxs revolucionarixs castellanxs.

A estas comunidades locales, como dijimos anteriormente, le seguirá la formación de un gobierno general, la Santa Junta del Reino de Castilla, instalada en Tordesillas el 25 de septiembre de 1520 y que actuara conjuntamente con el también formado ejército comunero, dirigido por Juan de Padilla de Toledo y por Juan de Zapata, líder comunero de Madrid.

2) La rebelión en la villa de Madrid y las localidades al norte de la ciudad

Tras ello, las diversas aldeas y villas de toda Castilla entran en comunidad y cada una a su forma y método socavan la autoridad imperial del regente Adriano y se lanzan a la formación de gobiernos locales revolucionarios y a la defensa del recién proclamado movimiento comunero y la causa de la liberación de Castilla.

Concretamente, y como en muchos otros casos, la entonces modesta villa de Madrid, al norte de la importante ciudad de Toledo, sigue el ejemplo de sus ciudades hermanas (y hermanadas) y se lanza también al estallido de la rebelión comunera.

En Madrid, al movimiento comunero fue dirigido por Juan de Zapata, siendo muy escasamente conocido y estudiado este caso en la historia general de las comunidades y en la de Castilla.A pesar de ello, la historia nos demuestra que Juan de Zapata fue uno de sus máximos dirigentes.
Natural de la villa de Madrid, fue regidor de la villa y desde el inicio un convencido partidario del movimiento de las comunidades de Castilla.

Desde el inicio de la rebelión comunera y en general del malestar de Castilla ante la actitud de xenofobia de las autoridades imperiales flamencas (que no de las castellanas, acusadas falsamente de xenófobas por rechazar los abusos imperiales), el nombre de la villa de Madrid estuvo estrechamente ligado, a pesar de lo que nos hayan dicho, con este proceso.

Ya en las Cortes de Santiago, Madrid fue junto a otras, de las pocas Villas que se opusieron a la concesión del servicio a Carlos de Gante, y mantuvo siempre una actitud de clara hostilidad y rebeldía hacia los imperialistas flamencos.

Con el estallido de Toledo, Madrid rápidamente procede a sumarse a la rebelión, depone al regidor imperial de la villa, Hernán Gómez de Herrera y posteriormente a Pedro de Toledo, y entra en comunidad ya en junio-julio de 1520 formando su propia comunidad local dirigida militarmente por Juan de Zapata y políticamente por Juan Negrete y el bachiller Gregorio Castillo.

En julio de 1520, ya aparecen tropas comuneras al mando de Juan de Zapata, que se unen a segovianos, toledanos y salmantinos para hacer frente al asedio de Segovia por parte del pesquisidor imperial Ronquillo, asedio al cual ayudan a levantar los comuneros madrileños de Zapata, siendo una de sus mas notorias victorias comuneras.
Al mismo tiempo, la rebelión se asienta en Madrid, que forma sus instituciones comuneras, asediando e incautándose el Alcázar real en manos de los imperiales en nombre de la comunidad de la villa de Madrid y la Santa Junta, colocando barricadas, fortificaciones y trincheras por toda la villa, en defensa del movimiento comunero.

Posteriormente, los comuneros de Madrid ayudan a extender el movimiento comunero por toda la región colindante a la villa e instando al estallido de rebeliones comuneras en toda la zona de la meseta centro castellana.
Así, tropas comuneras madrileñas al mando del regidor Juan Negrete ayudan al estallido de los comuneros de Alcalá de Henares, y saquean villas imperiales como Alcobendas, o Torrejón de Velasco.

Destacado seria el caso de la villa de Alcobendas, en poder de la familia noble Arias Dávila desde 1457, que pertenecía a su vez a todo el extenso señorío nobiliar que poseía esta destacada y poderosa familia alrededor de toda la zona centro-sur y en las cercanías de la villa de Madrid, no siendo así el caso de la vecina San Sebastián de los Reyes, bajo autoridad directamente real.

Alcobendas, siempre recelosa de la recién adquirida independencia de su villa de las tierras de la ahora nueva villa de San Sebastián de los Reyes, aprovecharon todas las opciones que tuvieron para retomar los territorios recién independizados.Ello se demuestra tras el fallecimiento del rey Fernando de Aragón e Isabel de Castilla una vez desaparecidos, pues, los principales valedores de la independencia de San Sebastián de los Reyes, cuando los alcobendenses dirigidos por su regidor el noble Juan Arias Dávila intentan nuevamente reincorporarse los territorios perdidos bajo su mandato.
Esta rivalidad será nuevamente clave y se repetirá en el espacio ocurrido con la rebelión comunera.

Posteriormente, y con el establecimiento del Consejo de Regencia en Castilla en 1519 de Adriano de Utrecht, se produce, como hemos visto, el estallido de la rebelión comunera en Castilla, incluida la villa de Madrid.

Alcobendas, como ciudad castellana que es (y continua siendo) no escapa a este proceso revolucionario y será escenario indirecto de las guerras comuneras.

Madrid, como vimos ya desde junio de 1520 se erige como uno de los principales y mas importantes focos de la rebelión comunera en el centro de Castilla, la cual desde temprano asienta la comunidad de la villa de Madrid y se lanza al asedio del Alcázar real en poder de los imperiales dirigidos por Pedro de Toledo y Francisco de Vargas, conocidos favoritistas y fanáticos de la causa imperialista.Sin embargo, y a pesar del definitivo éxito de los comuneros madrileños, la toma de la fortaleza se hizo realmente dura por la abigarrada resistencia de los imperiales locales.
Con motivo de tomar cuanto antes la fortaleza, el líder comunero local, Juan Negrete, no duda en apoyarse de cuantos partidarios pudiese en las cercanías de la villa de Madrid.Para ello, cuenta inicialmente con el apoyo del noble Juan Arias Dávila, regidor de la villa de Alcobendas y de gran cantidad de territorios en las cercanías de Madrid.
Arias Dávila, a pesar de que nunca se mostró abiertamente partidario de la causa de los comuneros madrileños, en los cuales veía un serio peligro y amenaza por el empuje antiseñorial, antinobiliario y profundamente comunalistas y revolucionario de muchos comuneros, sin embargo tampoco se muestra nunca partidario inicial de la causa real, con la cual tiene fuertes disputas y recelos por motivos territoriales en sus dominios.
Arias Dávila, por tanto, se muestra inicialmente ambiguo y dudoso con respecto a este conflicto social y se mantiene al menos inicialmente neutral y al margen del conflicto entre comuneros e imperiales.

Esta fue la contestación que Juan Arias le ofrece al líder comunero madrileño Juan Negrete, que inicialmente se fía de la prometida neutralidad en el conflicto.Sin embargo, y a pesar de sus intereses iniciales, estallan en sus dominios las rebeliones comuneras, y la villa de Alcobendas es fruto de revueltas a favor de la proclamación de la junta local comunera de Alcobendas.
Ello provoca que Arias Dávila empieza a cuestionarse su neutralidad en el conflicto comunero, lo cual finalmente se materializa en la decisión de posicionarse a favor de la cusa imperial de Carlos de Gante y negocia con los regentes flamencos privilegios y mayores adquisiciones en todos sus dominios, que vería ampliados como compensación por las perdidas territoriales en las épocas de los anteriores soberanos y de las revueltas comuneras castellanas.Debido a ello, Juan Arias Dávila somete rápidamente los estallidos comuneros en Alcobendas y lanza sus tropas activamente en la lucha contra los comuneros madrileños.

En ello, después de someter a los comuneros de Alcobendas, saca todo su partido de sus dominios, y empieza a concentrar sus tropas en la villa de Torrejón de Velasco al sur de Madrid, también sometida y bajo sus extensos y amplios dominios.Una vez reclutadas sus fuerzas ( 120 infantes) , lanza sus tropas en secreto a través de un rodeo oculto hacia la villa de Madrid en defensa del Alcázar real defendido estoicamente por los líderes imperiales Vargas y Toledo, y traicionando así, por oportunismo e interés político codicioso su inicial promesa de neutralidad hecha al líder comunero madrileño Juan Negrete.

Sin embargo, los comuneros madrileños de Negrete, muy bien informados y controlando a la perfección todos los territorios de la meseta central castellana, rápidamente conocen las estrategias traidoras de Arias Dávila y acuden a su enfrentamiento.Para ello, Negrete lanza a los comuneros de Madrid, Alcalá de Henares y Toledo contra las tropas imperiales y anticomuneras de Arias a las cuales atacan a mitad de camino, encaminándose a la villa imperialista de Torrejón de Velasco, que es totalmente arrasada y quemada por los comuneros madrileños, lo cual seria contestado por Arias en constantes contraofensivas contra localidades comuneras como Mostoles, o Torrejón de Ardoz.

Sin embargo y al igual que Toledo, la villa de Madrid y muchos de sus comuneros, fueron un autentico ejemplo de resistencia y lucha y ni los imperiales locales ni los nobles aliados como Arias Dávila fueron realmente un obstáculo para los comuneros castellanos.

Tras ello, Juan Arias, un noble orgulloso con amplias posiciones, privilegios y tropas a su servicio es derrotado por un puñado de comuneros muy bien armados, entrenados y dirigidos por sus representantes madrileños y toledanos, y se ve humillado y forzado a penas a intentar resistir las invasiones comuneras de sus dominios a través de sus dos grandes bastiones, de Torrejón y de Alcobendas, que sufrieron constantes ataques de los comuneros madrileños con el objeto de derrotar definitivamente al caudillo noble.
Y realmente no fue así, por desgracia y los señoríos de Juan Arias no fueron totalmente incautados a la comunidad de la villa de Madrid más por falta de tiempo que por falta de capacitación.

Toda esta campaña de éxitos de los líderes comuneros castellanos en la meseta central y en Madrid, contrastaba con los apuros y hostigamientos generales de las tropas comuneras al norte de la villa de Madrid.

Las tropas comuneras de la Santa Junta, lideradas por los lideres comuneros de Toledo y Madrid, Padilla y Zapata se ven cada vez mas hostigadas y presionadas por el ejercito imperial del regente Adriano.

Sumados a la causa imperial un numero cada vez mayor de nobles e infantes (como el poeta Garci Lasso de la Vega o su hermano el traidor y antaño comunero Pedro Lasso de la Vega) temerosos del cada vez mayor tinte radical y antiseñorial de los comuneros de toda Castilla, engrosaban por oportunismo el cada vez mas abultado grueso del ejercito imperial.Así, cada vez más cercados por los imperiales, el ejército comunero se retira de Tordesillas tarde y en condiciones poco favorables hacia la ciudad y bastión comunero de Toro en marzo-abril de 1521, sin embargo, se ven obligados a parar en las villas aledañas de Torrelobaton y Vega de Valdetronco, desde donde se dirigen el 23 de abril hacia la ciudad de Toro, en condiciones poco apropiados.

Caminando por las eras castellanas embarradas por el lodo, con una fuere lluvia que apenas les dejaba caminar entre el lodazal, portando pesadas armas y munición que quedaría embarrada, mojada e inutilizada, poco a poco el ejercito imperial va dando alcance a la retaguardia comunera, cuyos soldados mas rezagados son literalmente cazados como animales presos en el lodo por la vanguardia del ejercito imperial dirigido por el Conde de Haro.Juan de Padilla, jefe de los ejércitos comuneros, consciente ya de la imposibilidad de alcanzar a tiempo Toro, busca el primer pueblo que haya para intentar librar batalla abierta y conseguir una nueva victoria y más tiempo para alcanzar Toro.La primera villa que se vislumbra en el horizonte será la de Villalar, a medio camino de Tordesillas y Toro.Allí, el ejército comunero mas adelantado, instala en las calles de la villa las armas y piezas y espera el inmediato alcance de los imperiales.

Poco a poco van llegando las tropas imperiales que libran batalla abierta en las calles de la localidad con los comuneros que, poco a poco y en inferioridad numérica van cayendo a lo largo del día.Sus líderes mas destacados, Padilla, Bravo, Maldonado...son capturados y presos y al caer la noche del 23 al 24 de abril los comuneros son definitivamente aplastados.

El día 24 de abril al alba, son sacados de las improvisadas cárceles y ejecutados en la plaza pública de la propia localidad en un improvisado escenario los tres capitanes comuneros, cuyas cabezas quedan públicamente expuestas.

Poco a poco, en las siguientes semanas y meses, se va teniendo noticia en toda Castilla de la derrota del ejército comunero en Villalar y la ejecución de sus capitanes generales, lo que provoca la caída en cadena de todas las grandes ciudades que permanecían fieles a la Santa Junta.
En Madrid, poco a poco los supervivientes de la masacre de Villalar, camino del último foco de rebeldía en Toledo, informan a los comuneros madrileños de la caída del ejército comunero y se repliegan cada vez más en sus posiciones.

Tras ello, los imperiales liderados por Vargas toman las calles de Madrid y lanzan la contraofensiva final contra las fortalezas y bastiones comuneras de Madrid que, presionados por las tropas imperiales deciden ceder definitivamente el Alcázar real y rendir la villa de Madrid al regidor local y representante del Consejo de Regencia imperial en la villa, Francisco de Vargas el día 15 de mayo de 1521.Tras ello, todos los focos de resistencia comunera al norte del río Tajo caen en cadena en manos de los imperiales, y en las cercanías de Madrid, el señorío nobiliario de Juan Arias Dávila consigue reestablecer el orden y la autoridad nobiliar e imperial desde Alcobendas y Torrejón de Velasco las villas bajo su dominio en los alrededores de Madrid y en toda la meseta central.

Así, en apenas 10 meses, Toledo, último bastión comunero en Castilla cae definitivamente y la autoridad imperial es reestablecida por las armas en todos los territorios de la Corona de Castilla, ahora incorporada plenamente en el Sacro Imperio.Sin embargo, este reestablecimiento no se hizo gratuitamente y costo el Perdón Real del 28 de octubre de 1522 del cual fueron exceptuados mas de 200 lideres comuneros castellanos, entre ellos, lideres comuneros madrileños como el propio Juan Zapata, Juan Negrete, Gregorio Castillo, Pedro de Losada, Pedro de Sotomayor, Diego de Madrid…y un largo etcétera de decenas de comuneros locales que sufrieron la represión y el castigo de las nuevas autoridades imperiales por haber defendido únicamente las libertades de su tierra, las libertades de Castilla.

No obstante, no solamente se borra la existencia física de los lideres comuneros, también su presencia en las calles será borrada en toda Castilla.De la destrucción de todas las propiedades y escudos familiares visibles del patrimonio local de los Pacheco, Padilla, Bravo y Maldonado, en Toledo, Segovia y Salamanca, en Madrid, la residencia de Zapata y Negrete son destruidas, sus escudos borrados, las fortalezas por ellos construidos y que serian el mejor monumento a los lideres comuneros madrileños, serán también destruidas (como el castillo situado en la actual Puerta del Sol) y todos los documentos históricos o gran cantidad de ellos, por orden de Adriano, serán sacados de los archivos y quemados, con el objetivo de borrar todo rastro de recuerdo, memoria o referencia ( la memoria histórica que decimos irónicamente en nuestros días y que los antaño lideres imperiales resolvían sin problemas de un plumazo) de la rebelión de los Comuneros de Castilla.

Sin embargo, de otro lado, las compensaciones, apoyos y agradecimiento a los traidores al pueblo castellano, nobles, infantes que lucharon en el ejército imperial contra los comuneros se cuentan a cientos.
Concesiones de patrimonios, privilegios, restituciones y reconocimientos generales como a Garci Lasso de la Vega, afamado poeta que la historia nos oculta sus actividades de fanatismo imperial al servicio de Carlos de Gante en las comunidades castellanas, que participo en innumerables batallas contra el pueblo castellano, siendo herido en alguna de ellas.También en nuestra villa de Alcobendas estudiada se deja entrever con el paso de los siglos aun hoy el recuerdo de la gratitud imperial en este periodo revolucionario en Castilla.En forma de gratificación personal: su líder, el noble imperial Juan Arias Dávila, como gratificación por haber luchado contra los comuneros de Torrejón, Mostoles, Alcobendas y Madrid, el ahora emperador Carlos de Gante en una real cedula el 24 de abril de 1523 le nombra y concede formalmente el titulo de Conde de Puñonrostro, que ostentaron sus caciquiles sucesores hasta el día de hoy (en la persona del actual Conde de Puñonrostro desde 2006, Manuel Balmaseda Arias-Dávila-Manzanos) y lo cual se tradujo en un espectacular y codicioso aumento de su patrimonio, no solo en la villa de Alcobendas si no en un impresionante condado al sur de la villa y actual comunidad de Madrid que luego se extendería por otras partes del reino.

En forma de impacto en la villa de Alcobendas: sin duda alguna, el mas claro y evidente recuerdo tanto de Arias Dávila como de su relación con la represión comunera tenemos el propio escudo de la ciudad de Alcobendas, que es directamente el escudo nobiliar de los Arias Dávila que paso directamente a imponerse a lxs vecinxs como su propio escudo.

Tónica habitual de anulación total de la identidad local, al igual que fueron obligados a soportar la tiranía de su mandato, a soportar las agresiones que desde su señorío se lanzaron contra sus iguales castellanos de otras villas de Madrid…el pueblo de Alcobendas es victima de la imposición absolutista de sus representantes y aun hoy, se ve obligado, por olvido ya de estos sucesos, a ostentar en su escudo el símbolo de aquel que traiciono a su palabra y ataco a los representantes directos de las libertades de Castilla en este periodo que hemos analizado.La memoria histórica, pues, ha sido no ya solo borrada, si no también impuesta en nuestra villa, en la cercana ciudad de Madrid…en toda Castilla.Los símbolos de los antiguos héroes de las comunidades castellanas han sido borrados de la memoria……y si aun perviven la imagen de los Comuneros es por el enorme esfuerzo de recuperación de valores progresistas a lo largo del siglo XIX.Sin embargo, la ciudad de Madrid sigue despoblada de su memoria colectiva, nadie recuerda ya el origen comunero de la Puerta del Sol, nadie recuerda ya en sus museos o libros al Madrid, bastión de los comuneros de CASTILLA, nadie recuerda ya los nombres de Zapata, o Negrete….ni siquiera queda ya la imagen del Alcázar real como símbolo de resistencia comunera, también borrado por las llamas del absolutismo y centralismo borbónico.

Tampoco en nuestra villa de Alcobendas la memoria nos es mostrada en su esplendor. Nadie recuerda que también Alcobendas fue victima de la represión imperial de sus comuneros por los Dávila, nadie recuerda que su escudo es la herencia directa de la nobleza imperialista que combatió y masacro a los comuneros castellanos, nadie recuerda que sus nobles y caciques locales, aun hoy en día ostentan títulos vergonzosos y criminales, los Arias, los Mendoza….bañados en la sangre de decenas de comunerxs que dieron su vida por las libertades de Castilla.No diré yo que sea hora de volver a reestablecer escudos e imágenes hace ya siglos olvidadas a la fuerza…….pero por justicia histórica y social…si es necesario retomar la memoria de nuestra historia local, recuperar, en su medida el estandarte comunero.Madrid, Mostoles, Torrejón, Alcobendas….victimas y verdugos de las comunidades, ciudades con un claro signo del impacto comunero en su historia, desarrollo y evolución, ciudades que deberían recobrar por parte de iniciativas populares su verdadera memoria histórica, recobrar sus símbolos y su identidad castellanas y comuneras.

Nobles y caciques locales, herederos de títulos históricos criminales, que representan la pervivencia aun hoy de la lucha de clases y de la lucha nacional, que representan esa necesidad de independencia (de los que por las armas aun hoy recuerdan la derrota de las libertades de la nación castellana) y del socialismo (pues en su condición de duques, y nobles, perviven un modelo jerárquico que fomenta aun hoy en día la división en estamentos, clases sociales...que oprimen a nuestro pueblo)

Guillermo Ficer
(Extraido de Asoc.E.Historicos "23 de Abril" )