26 nov 2008

El grupo Vocento homenajea a un franquista.

Absorto me quedé al leer la columna que este sábado publicó en los diarios del grupo Vocento Antonio Alcántara (el abuelo de los bigotes que aparece los sábados en la contraportada). El bigotillo ese siempre me ha dado mala espina pues me recuerda, peligrosamente, al mostacho que lucen otros, que visten de verde. Y no me gustan, no, ni ellos ni su bigote.

Soy lector habitual de las rotativas del grupo Vocento y debo afirmar que nada me sorprende, por lo que nada me asusta ya de estos demócratas de nuevo cuño.

El artículo del “abuelo del bigote” me sorprendió porque es una de las pocas veces en las que hablan claro; tal y como piensan, sin escudarse en su habitual palabrería.

A los euskeraparlantes (que diría Patxi Lopez) les he propuesto un juego que si no fuese por lo real y cruel que es, sería divertido:
Imaginemos que el artículo en vez de a Pepe Utrera estuviese dedicado aTxomin Iturbe.

¿Cuales serían las consecuencias para el autor/a?
Preguntémosle a De Juana.

Los vencedores de la guerra siguen siendo los putos amos; honores, calles y títulos nobiliarios. ¿Cuándo serán constitutivos de delito? ¿Podemos imaginar una columna de opinión así en Alemania versando en estos términos sobre un nazi?

El articulillo en sí: Hablo del Excelentísimo señor don José Utrera Molina, con la excusa de que nos conocimos casi en el Antiguo Testamento, cuando yo tenía diez años y él doce, calle de la Victoria, arriba. Le llamo Pepe.Somos amigos de eso que se llama de «toda la vida», aunque ninguna de las dos haya llegado a su final y puedo decir algo de cómo era, o sea, de cómo sigue siendo.

Ahora leo que la Diputación de su bien amada tierra de Málaga, que es la misma mía, quiere retirarle los honores que se ganó, luchando precisamente por ella, aunque también por otras. Resulta que Pepe Utrera es el único personaje de toda la lista de represaliados retrospectivos que puede sufrir la absurda venganza. A los otros desposeídos les traerá sin cuidado, ya que lo han dejado «entre las azucenas olvidado» o entre las trincheras o los hospitales. No combatió él contra nadie. Todo lo contrario: ayudó a construir algo en lo que creía. Le vi por tierras de Ciudad Real y Burgos, en jornadas maratonianas. Y luego en Sevilla, donde literalmente era adorado. Lo he visto siempre, ya que en mí no ha tenido un camarada, sino un amigo, que es categoría algo más definitiva.Hace falta ser brutos para intentar restarle a un hombre cabal lo que ha venido sumando a lo largo de los años.

También hace falta ser ladrón para robarle a alguien los honores acumulados.Ser excelente es mucho más difícil que ser excelentísimo y me duele que este rencoroso propósito haya nacido en nuestra tierra. ¡Qué razón tenía don Gregorio Marañón cuando me dijo que «las guerras civiles duran un siglo»! Hace falta que se liquiden tres generaciones para que la llamada «memoria histórica» no chorree sangre. Pero él no es culpable de nada, porque le bombardearon la infancia. Mira, Pepe: te podrán quitar los honores, pero no el honor.

Adjunto video del personaje en cuestion, el franquista Pepe Utrera:


Extraído de KaosenlaRed