Aunque a las encuestas hay que cogerlas con fino papel higiénico, son tenebrosas para el porvenir de Rajoy y del PP. Tal como están las cosas, su suerte está echada.
El hundimiento de ese partido semisecta, semimonipodio, y la desbandada general se perfilan en el cercano horizonte. La sentencia del TS sobre la Educación a la Ciudadanía le ha dado un severo varapalo, y el espionaje en el Madrid de la manipuladora Aguirre es la puntilla…
Pero a grandes males grandes remedios, y por consiguiente sólo un tour de force puede sacar a la secta de los energúmenos del hoyo en el que poco a poco se va metiendo. Y entonces, ¿quién piensan ustedes que lo puede reflotar? Pues, o bien la demonio o bien el Anticristo que predica la guerra y se burla del cambio climático.
Porque ya los saben ustedes, estos sectarios que frisan con el fascismo no saben ser perdedores ni se conforman con remar (como por ejemplo los chicos comunistas que saben que están ahí sin más esperanza que gobernar en unos cuantos ayuntamientos aislados y pare usted de contar). No. Aquella muchachada es muy superior en ese “trabajar duro” para apoderarse del poder a cualquier precio. Los chicos del la secta han venido al mundo para dar mandobles, para zarandear y para hundir empresas, propias o ajenas; para trastear ayuntamientos sin límites ni más leyes que las suyas, y sólo para alojarse en la Moncloa. Todo lo que no sea eso es un fracaso que lo ahuyentan con agitación y confrontacion permanentes. Como si estuviéramos en guerra o fuéramos a estarlo…
Desde que perdieron el poder central están desesperados. Ni lo disimulan. Pero van de mal en peor. Cada día baja un punto su cotización en la bolsa de las democospias. El asunto de los espías ni es casual ni ha sido algo descubierto por la sagacidad de los sabuesos de la prensa. Está calculado por la Aguirre probablemente en connivencia con el Anticristo. Necesitaban esos chicos un revulsivo y a un Salvador/a de campanillas. Y de esa clase no hay más que o la mujer pantera más maniobradora que Cleopatra, Catalina de Médicis, Isabel de Inglaterra y Catalina la Grande juntas, o el Anticristo del bigote…
A ver si se lo afeita la Esperanza precursora, u opta ésta por recibir en Parusía al Anticristo. Esta es la gran incógnita que los 40 millones de españoles-niño, manejados por unos cuantos puñados de aviesos, han de despejar. Si desistimos de intentarlo, de todos modos pronto lo sabremos…
Extraído de KaosenlaRed.