22 abr 2008

1936 una miliciana: Rosario "La Dinamitera".

Documental sobre la vida de Rosario Sánchez, "La Dinamitera".








Texto extraído de http://asoc23deabril.blogspot.com

Cuando Rosario “La Dinamitera” paso por Alcobendas.

“Atrás fueron quedando Fuencarral, Alcobendas, San Sebastián de los Reyes, San Agustín de Guadalix, El Molar, Venturada, Cabanillas de la Sierra, La Cabrera y Lozoyuela. En el horizonte se dibujaban los picos de la Sierra, sobre el fondo de un cielo intensamente azul…”
Ëstos párrafos pertenecen al libro - Rosario Dinamitera, una mujer en el Frente – del escritor Carlos Fonseca, paginas biográficas de Rosario Sánchez Mora, militante del PCE y miembro del Ejercito Popular de la Republica, ayer como en ese día de Julio de 1936 en que subida a un camión y en busca del Ejercito Sublevado del General Mola, del frente de Somosierra, paso por Alcobendas, ayer nos dejo de esta vida con el mismo cielo intensamente azul de entonces, que estos versos del poeta Miguel Hernández sean homenaje para quien fijo los ojos de un verano de pólvora en nuestra localidad.

ROSARIO, DINAMITERA

Rosario, dinamitera,
sobre tu mano bonita
celaba la dinamita
sus atributos de fiera.
Nadie al mirarla creyera
que había en su corazón
una desesperación,
de cristales, de metralla
ansiosa de una batalla,
sedienta de una explosión.

Era tu mano derecha,
capaz de fundir leones,
la flor de las municiones
y el anhelo de la mecha.
Rosario, buena cosecha,
alta como un campanario
sembrabas al adversario
de dinamita furiosa
y era tu mano una rosa
enfurecida, Rosario.

Buitrago ha sido testigo
de la condición de rayo
de las hazañas que callo
y de la mano que digo.
¡Bien conoció el enemigo
la mano de esta doncella,
que hoy no es mano porque de ella,
que ni un solo dedo agita,
se prendó la dinamita
y la convirtió en estrella!

Rosario, dinamitera,
puedes ser varón y eres
la nata de las mujeres,
la espuma de la trinchera.
Digna como una bandera
de triunfos y resplandores,
dinamiteros pastores,
vedla agitando su aliento
y dad las bombas al viento
del alma de los traidores.

Miguel Hernández, hacia 1937