“Sabemos que las autoridades no quieren que nuestras hermanas y hermanos presos anden en la calle”, dice la vocera de la organización MOVE, Ramona África en una reciente entrevista. Ella pregunta: “¿Pero con que derecho los encerraron? ¿Y con qué derecho los mantienen encerrados? Según sus propias leyes, ‘los 9 de MOVE’ deberían salir de prisión el año pasado al cumplir su mínima sentencia. Pero el Consejo de Libertad Condicional inventa pretextos para que no salgan. Nosotros no aceptamos sus trucos. Exigimos la libertad de nuestra familia”.
En un blitz de programas de radio en estos días, la organización MOVE reclama la libertad de sus presos que pasan 31 años tras las rejas. Hay transmisiones en inglés desde Filadelfia, Nueva York, Portland, Detroit, Phoenix, Los Ángeles, Denver, Chicago, Washington D. C., Minneapolis, Atlanta, Gary, Kansas City, Hamilton (New Zealand) y ontario. En algunos casos los presos y presas de MOVE han logrado llamar a los programas. En español, hay programas el 8 de agosto desde Barcelona, www.radiobronka.info/escuchar 6 am;
México D.F., www.kehuelga.org:8000/radio.mp3 a las 11 am
México D.F. http://giss.tv:8000/radiozapote.mp3.m3u a las 12 pm
y cobertura en horas no determinadas en Valparaiso, Chile, www.radioplaceres.cl
y la red de medios de amarc y la red de los pueblos de chile, además se suman radios de Bolivia, Argentina y Brasil.
El 8 de agosto de 1978, Merle, Delbert, Janet, Debbie, Phil, Mike, Eddie, Janine y Chuck África fueron detenidos, enjuiciados y sentenciados de 30 a 100 años en prisión por el asesinato del policía James Ramp después de resistir una embestida de más de 500 policías contra su casa colectiva en la ciudad de Filadelfia. Estos hombres y mujeres se conocen como “los 9 de MOVE” aunque en realidad son ocho que quedan del grupo original después de la muerte de la compañera Merle África en prisión bajo circunstancias muy sospechosas en 1998.
Después de pasar 31 años en prisión, los presos y presas de MOVE no se estancan. Se conocen como gente fuerte que “no se deja”, gente honesta y respetuosa, gente de paz que ayudan a los demás presos con sus problemas. Ayudan a disminuir la violencia racista y / o pandillera en las prisiones, ayudan a los reos a superar sus adicciones a la droga, ayudan a los mamás y papás en establecer relaciones con sus niños y en general, son una influencia positiva en las prisiones. En una campaña iniciada por Chuck África, exigen un trato humano a los presos ancianos que están muriendo tras las rejas a un paso alarmante.
El pretexto del Consejo de Libertad Condicional para negarles a los presos de MOVE su derecho a salir es que no han expresado “remordimiento” por algo que siempre han dicho que no hicieron. Sin embargo, este año los verdaderos motivos por las acciones ilegales del Consejo salieron a la luz. Parece que al ex alcalde de Filadelfia que aprobó el bombardeo de MOVE, Wilson Goode, ahora convertido en pastor de la iglesia Bautista, le duele la conciencia. En mayo de este año, le llamó a la mamá de Eddie África para pedirle perdón y preguntarle qué podría hacer para reparar el daño que él había hecho. Ella habló con su hijo, quien, naturalmente, le dijo que Goode debería usar su influencia para sacar a todos los presos y presas de MOVE de la cárcel. Cuando el ex alcalde intentó convencer al Consejo a hacerlo, ésta fue la respuesta: NO PODEMOS SOLTARLOS PORQUE PODRÍAN TENER MUCHA INFLUENCIA CON LOS VIOLENTOS JÓVENES DE HOY. Claro. Influencia para que dejen de matarse entre sí en broncas pandilleras y usar su energía para luchar contra el sistema—el verdadero temor de las autoridades.
La organización MOVE, basada en las enseñanzas naturalistas, anti-sistémicas y anti-autoritarias del autodidacto John África, se originó en Filadelfia a principios de los años ’70. Su religión es vida, su diosa la Mamá Naturaleza, su propósito es vivir en armonía con ella y su revolución es derrocar el sistema que se está acabando con la vida en nuestro planeta. El nombre de la organización viene del verbo “mover”, y significa estar en continuo movimiento. Todos los integrantes de MOVE adoptan el apellido África y llevan el cabello en estilos naturales como los dredlocs. Educan a sus niños y niñas en casa, resisten el lavado de cerebro de la televisión, y mantienen una dieta saludable en base a fruta y verdura cruda en la medida que sea posible. No aceptan la autoridad del gobierno, la policía, las cortes, los jueces, los fiscales, tampoco de los doctores, abogados, profesores, o cualquier líder. Hacen sus partos en casa y toman muy en serio las responsabilidades de las madres y padres hacia sus hijos e hijas. Enseñan a los niños y hombres a no ser violentos con sus parejas y a las niñas y mujeres a ser fuertes y no permitir que nadie les levante la mano. Ponen mucho énfasis en el acondicionamiento físico. Prefieren la no-violencia pero insisten en su derecho a la auto-defensa.
Sus actividades iniciales incluyeron acciones contra la brutalidad policiaca, apoyo para las y los presos políticos, protestas contra la crueldad hacia los animales, manifestaciones contra la mala educación en las escuelas, acciones contra el maltrato de los ancianos en los asilos, y protestas contra la destrucción del medioambiente. También actuaron como intermediaros entre las pandillas en su barrio y ayudaron a mucha gente a dejar atrás sus varias adicciones. Hay un buen número de testimonios con respecto al desempeño de John África en la curación de las enfermedades físicas y emocionales, algo que tiene que ver con la intensa lealtad que le tienen los integrantes de MOVE a su fundador. Casi todos dicen que fue él quien les abrió la puerta a una vida con sentido.
Los conflictos con la policía del infame Frank Rizzo, en medio de la gentrificación de la comunidad, resultaron en decenas de golpizas, varios abortos espontáneos debido a la brutalidad de los agentes hacia las mujeres embarazadas, el asesinato del bebé Life África y cientos de detenciones. En su libro La Incriminación de Mumia Abu-Jamal, por ejemplo, J. Patrick O’Connor dice que en un periodo de seis meses a finales de 1973 y principios de 1974, unos 40 integrantes de MOVE fueron detenidos 150 veces. La policía sitió la casa colectiva de MOVE durante 15 meses antes de que más de 500 policías atacaran la casa de MOVE el 8 de agosto de 1978, inundando el sótano con toneladas de agua y disparando más de 2,000 cartuchos hacia la casa. En una reciente llamada a un programa de WBAI 99.5FM, el preso Mike Africa afirma que los policías no sólo dispararon desde afuera de la casa; ellos habían cortado un hoyo en el techo y también dispararon desde arriba del sótano donde los hombres, mujeres y niños de MOVE intentaban evitar ahogarse. El policía James Ramp murió en el enfrentamiento y nueve integrantes de MOVE fueron acusados de su muerte.
El periodista y ahora preso político Mumia Abu-Jamal cubrió el juicio de “los 9 de MOVE” y después de que el juez Malmed los sentenció, llamó a un talk-show en el cual el juez habló del proceso. Mumia le preguntó: “¿Quién mató a James Ramp?” El juez contestó: “No tengo la menor idea. Ellos se consideraban como una familia y yo los encontré culpables como una familia”.
El profesor de la Universidad Temple y periodista de Filadelfia Linn Washington también cubrió el juicio de “los 9 de MOVE”. Entrevistado en el documental titulado MOVE narrado por Howard Zinn, Washington declaró que “el Departamento de Policía sabe quién asesinó al oficial Ramp. Fue otro policía quien le disparó sin querer. Hay bastante evidencia de que fue un error, pero nunca lo van a reconocer. Yo me enteré de esto al consultar varias fuentes del Departamento de Policía, tanto fuentes del equipo SWAT (Armas y Tácticas Especiales) como fuentes de la sección de Balística”.
Dice Mumia en el documental Desde el corredor de la muerte, reproducido en un video hecho por los Periodistas por Mumia Abu-Jamal: “Fui atraído a la organización MOVE por el cariño y la bondad de su gente. También me enfurecí cuando estaba ahí sentado en el juicio. Yo era un periodista profesional y objetivo y vi que la ley no tenía importancia alguna. No importaba si alguien era inocente o culpable. No importaban los derechos de una persona bajo la ley. Ahí condenaron a 9 integrantes de MOVE a 30-100 años en prisión por un crimen que todos sabían que no cometieron. Nueve personas no pueden matar a un hombre con una bala. Lo que existía en Filadelfia en 1981 fue el puro terrorismo judicial del Estado practicado por el sistema jurídico contra la organización MOVE. Era como: ‘Acabemos con ellos’”.
Entrevistada por el periodista Hans Bennett en el mismo video, Ramona África recuerda sus primeras experiencias con la organización MOVE: “Cuando empecé a asistir a las audiencias, lo que más me impresionó fue la gente de MOVE. Nunca había visto a nadie actuar como su propio abogado sin ser intimidado en lo más mínimo por el juez, el fiscal, los alguaciles presentes en la sala, los policías que dieron testimonio. La gente de MOVE no se dejó intimidar por ninguno de ellos. Simplemente usaron la verdad como su defensa. A mí me impresionó mucho porque ninguno de los 9 de MOVE había estudiado en una facultad de derecho. Nada de eso. Pero fueron armados con las ideas de John África y esto les permitió mostrar las mentiras de los policías, de los testigos de cargo”.
Después de las condenas, MOVE montó una campaña para conseguir la libertad de “los 9 de MOVE”. Los conflictos con la policía se intensificaron hasta el 13 de mayo de 1985, cuando MOVE fue objetivo de un segundo acto de guerra urbana. En la película En Prisión mi Vida Entera, Ramona África dice: “No lograron acabar con todos en ’78. Por eso volvieron con una bomba”. Explica que el jefe de policía Gregory Sambor, en conjunción con agentes del estado de Pensilvania y el FBI, planearon y ensayaron un bombardeo aprobado por el alcalde Wilson Goode, el cual resultó en un incendió que consumió la casa de MOVE y más de 60 otras casas (entrevista en blogtalk radio / 4justicenow). En este holocausto, once integrantes de MOVE fueron quemados vivos, incluso cinco niños. Sus nombres son: John, Frank, Teresa, Rhonda, Conrad, Raymond, Katricia, Zanetta, Phil, Delitia y Tomaso África. La única adulta que sobrevivió fue Ramona África, y el único niño, Birdy África. Ramona pasó siete años en prisión, condenada por incitar un motín.La novelista Alice Walker, recuerda el horror, enojo y duelo que ella y un compañero sintieron al enterarse en París de los detalles de la matanza de MOVE de 1985 y de su asombro con respecto a la respuesta general del público: el silencio. Se pregunta si pudieron haber pasado desapercibidas unas protestas contra el primer alcalde negro de Filadelfia, Wilson Goode, o si los medios lograron convencer al público que las víctimas eran los agresores que recibieron su merecido. También recuerda el previo asalto militar contra la organización MOVE en 1978, ordenado por el alcalde blanco Frank Rizzo. (“Nadie debía sobrevivir: La matanza de MOVE de 1985”)
Alice Walker pregunta cómo estas atrocidades contra MOVE pudieron haber pasado; señala la intolerancia como un factor que las propició:
“Durante los dos regimenes, las autoridades de la ciudad y los vecinos de MOVE tenían algo en común: el odio contra el estilo de vida elegido por MOVE. No les gustó el “hedor” de la gente que, por pensar que los químicos provocan el cáncer, se negaban a usar desodorante. No aguantaban las cáscaras de naranja y sandía en el suelo. Les ofendieron los niños y niñas desnudas que andaban con el cabello despeinado. No apreciaban a los perros, tampoco las ratas. Pensaron que los niños deberían estar en la escuela y que los adultos y niños deberían comer alimentos cocidos, y claro, que todo el mundo debe comer carne. Probablemente pensaron que eran personas de poca categoría porque lavaban coches y quitaban la nieve de las aceras con palas para ganar dinero, y lo que es peor, aparentemente disfrutaban de hacerlo”.
La mayoría de “la gente de MOVE no era de la clase media. Varios de los integrantes habían abandonado los estudios antes de recibirse del bachillerato. Varias eran madres solteras y otros eran jóvenes que habían rechazado cualquier incentivo para adaptarse a la sociedad. Pero se atrevieron a criticar al sistema. Se atrevieron a rechazarlo y poner, en su lugar, lineamentos de vida que reflejaban sus propias ideas. La gente de MOVE es la prueba de que los pobres, no solamente los blancos o negros de clase alta o de clase media vueltos jipis, son capaces de percibir y analizar con inteligencia la vida americana políticamente y socialmente, y capaces de concebir e intentar seguir un camino diferente y, para ellos, mejor. Pero porque son pobres y negros, este comportamiento no es aceptable a los blancos y negros medioclaseros que piensan que todos los negros pobres deberían conformarse con los “jheri curls”, las ridículas (y mentirosas) comedias en la tele, y el Kentucky fraid”.
Sin embargo, aunque muchos vecinos se quejaron de MOVE, la organización también tenía mucho apoyo comunitario, especialmente en Powelton Village y las comunidades negras aledañas en los ‘70. Cuando MOVE subió en un templete fuera de su casa con armas (la mayoría de maqueta), el 20 de mayo de 1977, pareció que la policía estaba a punto de atacar, pero una multitud de vecinos se metió para evitarlo. Durante más de un año, muchas personas llevaron comida y agua a los comuneros sitiados. El documental MOVE, Confrontación en Filadelfia muestra la ira de los niños y mujeres de la comunidad negra aledaña: “MOVE no se mete con nadie. ¿Por qué no los dejan en paz?” “Si nada más ves la tele, tú pensarías que todos aquí estamos en contra de MOVE, pero ésta es una mentira”. “¿A quien chingados le incumbe si ellos no quieren peinar el cabello?” “Esos puercos racistas deben regresar a su propia comunidad”. Cabe señalar que en las horas después del ataque contra MOVE, decenas de policías montados en caballo persiguieron a los vecinos negros, golpeándolos salvajemente en sus propias casas.
A Phil África no le cuesta trabajo entender por qué el estado intenta destruir a MOVE: “Nos odian con tanta saña porque no nos pueden intimidar. No nos pueden engañar. No nos pueden convertir en sus esclavos. El sistema teme lo que no puede controlar”.
No es de sorprender que Eddie África fue el primero en recibir el aviso del Consejo: No saldrás de aquí. ¿Una recompensa por poner en evidencia la naturaleza política del caso? Hasta ahora, el Consejo también les ha negado la libertad a Mike y Delbert África. Todavía no se pronuncia en los casos de Debbie, Janet y Janine. Tardarán en entrevistar a Phil y a Chuck.
Ramona África explica que los abusos cometidos por estos consejos autónomos no se limitan a los presos de MOVE. En todas partes del país, mantienen a presos políticos y a presos comunes encerrados a su antojo. Pero insiste: “Ellos sólo tienen la autoridad que nosotros les concedamos. No podemos permitir que sus crímenes queden ocultos y que se salgan con la suya. Lo que hace falta es la masiva presión pública para obligarles a liberar a los presos.”
Para apoyar a “los 9 de MOVE”, firmen la siguiente petición en línea: http://www.ipetitions.com/petition/move9parole/
MOVE también pide que cada miércoles se sature las líneas telefónicas del Consejo de Libertad para exigir la salida de lxs presxs. 001-717-787-5699. Algunas personas han llamado por cobrar de parte de la familia África.