Ni el mismo fiscal mantiene la acusación. La AN baila al son de la música que tocan PP-PSOE con el silencio cómplice siempre, de IU. Es lo que hay.
Hoy(15 de Diciembre) comenzará, finalmente, el juicio oral por el caso «Euskaldunon Egunkaria» en la Audiencia Nacional española. En el banquillo de los acusados se sentarán cinco personas de reconocido prestigio en Euskal Herria, a quienes el tribunal especial juzga por la acusación de pertenecer a ETA. No son los primeros ni serán, desgraciadamente, los últimos ciudadanos vascos que tendrán que pasar por ese trance. O, mejor dicho, por esa cadena de vejaciones que constituyen la detención e incomunicación, los malos tratos y las torturas, la prisión preventiva, el juicio paralelo en los medios de comunicación metropolitanos, la eterna espera de un juicio que sólo por esa demora deja de ser justo, la ansiedad generada por expectativas tan humanas como falsas e interesadas y, por último, la desesperanza de ser consciente de que en el Estado español, ante casos en los que estén implicados militantes de la construcción nacional vasca, no existe razón jurídica, sino pura razón de estado.
En el Estado español la osadía y la cobardía de los poderosos tienen efectos similares, es decir, comienzan y terminan en el mismo punto: con un ciudadano vasco en el banquillo de los acusados. Si José María Aznar dijo en relación al cierre de «Egin» aquello de «creían que no nos íbamos a atrever», los periodistas encarcelados por aquel caso y el juicio de hoy demuestran que José Luis Rodríguez Zapatero no se atrevió a frenar la demencial espiral impulsada por su predecesor. Es más, la homologó y la sofisticó. El balance de su mandato no puede ser más nefasto desde el punto de vista de las garantías, los derechos humanos y las libertades.
El cierre de un periódico es uno de los atentados más graves que puede cometer un Estado. Atenta contra los derechos más básicos, contra los pilares de la democracia. España, empeñada en juzgar vascos por el hecho de serlo, no se percata de que cada juicio contra este pueblo es una prueba más de que no es una democracia.
Gara
Un pueblo unido contra un nuevo juicio
La manifestación convocada para el sábado en Bilbo será otra ejemplo más de ese rechazo, el tercero en muy poco tiempo.
Si el sumario por el caso «Egunkaria» es «otro juicio más contra todo un pueblo», tal y como se describía ayer en estas mismas páginas, la imagen tomada en Madrid antes del comienzo de la vista oral, que muestra una representación del apoyo recabado por los encausados y en defensa de la libertad de expresión, evidencia que una mayoría social y política de este pueblo está no sólo contra este juicio, sino contra esta clase de juicios. La manifestación convocada para el sábado en Bilbo será otra ejemplo más de ese rechazo, el tercero en muy poco tiempo.
Las razones para oponerse a estos juicios políticos pueden ser muchas. El evidente impulso político que mueve estos procesos es la primera y más evidente. No sólo tiene que ver con que estos sumarios forman parte de una estrategia concreta contra un pueblo y sus expresiones sociales y políticas más dinámicas, sino que además revela la nula separación de poderes que existe en el Estado español. En este caso, además, se puede alegar la gravedad de cerrar medios de comunicación, así como que supuso un ataque contra un patrimonio cultural, el euskara, que el Estado debería proteger y no atacar. Las torturas relatadas por las personas incomunicadas no deberían olvidarse a la hora de oponerse a éste y a otros sumarios. Las cuestiones procedimentales como la demora o que no exista acusación pública son jurídicamente escandalosas.
Otra cuestión es que por intereses particulares no siempre se visualice tan claramente como en este caso ese rechazo. Intereses que pueden llevar a partidos que en principio están contra la estrategia que potencia esta clase de sumarios a conocer de primera mano cuál era la estrategia del Ministerio de Interior para ahogar al independentismo y, pese a mostrarle su disconformidad en privado, no ser capaces de alertar a la sociedad vasca y plantear alternativas al resto de fuerzas abertzales. Es hora de activar ese muro contra la impunidad para evitar nuevos ataques contra Euskal Herria.
Gara